lunes, 7 de febrero de 2011

LOS REVIVALS DE LOS OCHENTA

Antes que nada, aseguro a El Jose que tenía esta entrada en preparación desde hace dos días, así que ruego me disculpe si considera que me he subido a su carro de un modo oportunista. Regreso a Nostalgia comiquera tras bastante tiempo para interesarme, a causa de algunas películas que he visto últimamente, en una de las modas del cine actual: recuperar los años ochenta cinematográficos y televisivos. Me gustaría que nos tomásemos el tiempo suficiente para una reflexión profunda.

El choque generacional.

¿Por qué los ochenta? ¿Por qué no cualquier otra época, si las hubo seguramente mejores? Pues quizá sea porque es en la actualidad cuando más se ha instalado la figura del super-consumidor-coleccionista, un personaje que se mueve entre el frikismo y la buena fe que, por una cuestión quizá de coincidencia, suele ser alguien que nació o bien a principios de aquella década o, como mucho, a finales de la anterior. Somos nosotros, en fin. ¿Y qué define al super-consumidor-coleccionista? Una cosa por encima de cualquier otra: que tiene dinero y tiempo libre, consecuencias ambas de que posee cierto nivel de estudios y algo de cultura. No hablo de que sea lector de Proust, sino más bien de un conocimiento amplio de eso que llamamos "Mainstream", la cultura popular que difunden los medios generales de masas tanto en forma de película como de libro, cómic, CD musical o videojuego. Este señor super-consumidor-coleccionista es el que tira de tarjeta para hacerse ipso facto con todas las temporadas de Twin Peaks en cuanto las ponen en oferta en la Fnac, para ver si logran confirmar sus teorías sobre su desenlace.

Solamente ellos saben qué pasó en realidad con Laura Palmer.

¿Y qué había en los ochenta? Pues sobre todo un talento enorme por parte de los mercadotécnicos a la hora de fascinar a los que éramos niños. Los dibujos animados de la tele era buenísimos (pensemos en clasicazos indiscutibles como David el gnomo o Sherlock Holmes), la movida musical española ofrecía cancioncillas bastante simples que pegaban fuerte en la radio, y en las películas casi todo estaba o bien ideado o bien producido o bien dirigido por Spielberg o alguno de sus satélites. Todos los que rondamos los treinta recordamos con una pátina doradaLos Goonies, Gremlins, E.T., Regreso al futuro o Karate Kid (este a mí nunca me gustó), películas innegablemente buenas que en su día fueron bombazos directos al cerebelo.

-¡Cuñaaaoooooooo!
(Chiste fácil, pero si no lo digo reviento).

Hoy en día, en una época en la que las ideas del mundo del entretenimiento parecen bastante agotadas -con la excepción de los videojuegos, que viven su edad de oro-, alguien inteligente y un tanto aprovechado decidió subir a quitar las telarañas del desván. Pienso que es sobre todo en el cine donde hemos experimentado el gran revival de los ochenta. Hagamos un repaso:

- Star Wars: contábamos con que George Lucas completaría aquella saga mítica que se abría con el misterioso título de Episodio IV, y terminó haciéndolo entre 1999 y 2005 con una nueva trilogía que, si bien supuso un hito en los avances digitales, defraudó a la mayoría de seguidores de la antigua trilogía, primero porque aquélla estaba deificada y no admitía comparaciones, y segundo porque el hombre de las tres papadas definió conceptualmente las nuevas entregas en términos de "público potencial", con una primera hecha para niños, una segunda para adolescentes y una tercera para adultos que -menos mal- salvó el tipo por los pelos.

¡¡¡¡Nooooooooooooooooooooooooo!!!!

- Superman: que sí, que es un cómic antiguo y por lo tanto no es un producto de los ochenta propiamente dicho, pero sí que lo fue Superman Returns, concebida argumentalmente como secuela de las dos primeras pelis con Christopher Reeve (¡qué bueno era!) hasta en los préstamos musicales de John Williams. Por lo demás, un despilfarro de dinero y medios en el que ni el hombre de acero sabe cómo rellenar las casi tres horas que dura el bodrio.

- Indiana Jones: otro producto de Lucas, trilogía de lujo en los ochenta que gustó a todo el mundo y que originó en 2008 una cuarta parte bastante polémica. Unos la adoran, otros simplemente la consideran una porquería blasfema, y otros, entre los que me cuento, la vimos como un feliz reencuentro en el que Indy quizá podría haber sudado un poco más la camisa. Se espera una quinta parte en la que Spielberg impida a Lucas que consuma LSD antes aprobar un guión. Y que también le pare los pies con tanto efecto digital, topos, hormigas y monos.

Indiana Jones se sube al carro de las nuevas tecnologías:
-¿Qué ves, Steven?
-El vídeo ese de las dos tías que juegan con una copa.
-No irán a... ¡Nooo...!
-Pues a George le ha encantao.

- La jungla de cristal: la saga que en inglés nunca se llamó como aquí terminó por reencarnarse en una cuarta parte descafeinada, con los mismos tiros pero sin las risas, en la que John McClane podría haber tenido cualquier otro nombre, por mucho que Bruce Willis hiciese su trabajo decentemente. Siguiendo con lo del título (Die Hard, "duro de matar"), por lo menos no lo tradujeron en esa línea tipical spanish en plan "Un pelao muy puteao", en referencia a la alopecia de Willis.

- Karate Kid: el hijo de Will Smith, un tío al que tengo cada vez más manía por querer convertir en estrella hasta a su perro, al estilo de los clanes de toreros, ha protagonizado el correspondiente remake junto a Jackie Chan, único chino disponible en Hollywood junto a Chow Yun Fat y Jet Li, que se reparten todos los papeles orientales desde hace quince años o más. No la he visto, que opine quien quiera.

- Rambo: con mala prensa hasta en los ochenta por el despiporre fascista de su segunda y tercera partes, Stallone decidió volver a afilar el cuchillo y ofrecernos La Mayor Matanza de la Historia de la Humanidad -olvídate de Normandía- en sus últimos 5 minutos. No se quitó la camiseta en toda la peli para que los del Cuore no digan eso de "Aaargg!".

El gordaco de Tonterías las justas.

- Freddy Kruger: el psicokiller de las cuchillas se auto-inmoló en su duelo contra Jason mucho después de convertirse en casi un personaje de comedia, algo así como el Torrente del terror slasher. Su remake, al parecer, ni aporta nada ni tiene carisma.

- Rocky: otro que bien baila, el boxeador bonachón regresó con una... sexta entrega que, afortunadamente, gustó y cerró bien la saga. Bien por él.

- El Equipo A: estos eran de la tele, pero el verano pasado hicieron su correspondiente película. En ella, desperdician el sorprendente carisma de los nuevos actores en pro de un espectáculo de acción que en casi nada recuerda las reclusiones en garajes, pelados de cables y llamaradas de soplete de la serie original. Habrá secuelas.

Sigo otro día, en cuanto se me refresque la memoria. Nuestro equipo sigue en marcha:

1 comentario:

Nananiero dijo...

Welcome back!!! Se te echaba de menos, hay que darloe más caña a esto.
¿Para cuándo un remake de Teen Wolf convertida en franquicia de romances emo-góticos para competir con crepúsculo?