domingo, 28 de febrero de 2010

Vuelve "V". Y a mí no me convence.


Hace unos meses que se estrenó en Estados Unidos y otros países la nueva serie -remake- del clásico ochentero V. Buscando el tirón que produce la espera, tan sólo emitieron cuatro episodios, continuando la temporada en cuanto acaben los Juegos Olímpicos de Vancouver, o sea, ya mismo.

La cosa es que, gracias a esa página de referencia que es Seriesyonkis, acabo de ver el episodio piloto y me he quedado bastante frío. No fui un fan acérrimo de la serie original, pero sí que me ví inmerso en el fenómeno social que supuso su emisión en la única cadena de aquellos años de infancia: pegatinas y chapas, niños que lucían sus pistolas estilo "visitantes", brazaletes con la esvástica lagarta, gominolas de ratones... todo produciendo en mí una mezcla de fidelidad a la serie, que no me perdía nunca, y un miedo atroz a los pequeños momentos gore que contenía. Yo era un niño asustadizo.

En lo que a mí respecta, puedes invadir mi planeta cuando quieras.

Y viendo la nueva serie, da la sensación de que todo era más creíble en la original. Me explico. Cuando vemos el comienzo de la serie de los ochenta, la reacción de la humanidad ante la aparición de los visitantes y sus naves nodrizas, realmente consiguen los guionistas tomarnos el pelo, hacernos dudar sobre las intenciones de los extraterrestres, y la agitación que se produce a nivel planetario es bastante verosímil. Sin embargo, viendo el remake, parece que ese planeta Tierra en el que suceden las cosas ya ha pasado por un montón de cosas por el estilo, y el contacto con una civilización extraterrestre tiene la envergadura de la inauguración de un Corte Inglés en tu pueblo.

Cartel promocional australiano.

A los diez minutos todo el mundo está tan tranquilo, acercando los micrófonos a la líder malvada (le han recortado el nombre, antes era Diana y ahora es Anna) y organizando visitas guiadas para incautos terrícolas a la nave nodriza. Claro que hay puntos a favor, como el nuevo y original diseño de las naves, o el que en lugar de uniformes fascistas los lagartos -porque siguen siendo lagartos- vistan al estilo Giorgio Armani. Pero no me he creído nada, no me ha despertado la curiosidad del "qué pasaría sí...", no espero que me sorprendan con nada. Si a eso le sumamos que la factura de la serie promete ser otra de ritmo demasiado acelerado en la línea de Los 4400 o Flashforward con unos buenos efectos especiales, no nos cabe duda de que no hay nada nuevo bajo el sol. La nueva V tiene más un pretexto que un argumento, y antes de que nos demos cuenta ya tenemos el típico abanico de personajes multiétnicos, los adolescentes guaperas y las tramas policíacas, prometiendo un montón de tortuosas líneas argumentales que se irán estorbando mutuamente hasta que el público deje de ver la serie más pronto que tarde. No es fácil hacer otra Perdidos, por mucho que la protagonista sea la que encarnaba a Juliet en la isla de Dharma. ¿Y si hubiesen remakeado V en plan canalla, con un tono parecido al de la serie Roma? ¿Y si hubiese sido ultraviolenta y oscurantista, tal como se notaba que habrían hecho la original si hubiesen podido hace 25 años? ¿Y si hubiese partido de un supuesto completamente distinto, buscando sorprendernos al menos en los desencadenantes de la trama?

Feísima foto promocional.

Entre las peores cosas que tiene la nueva V, y aquí me pongo serio, es la propaganda política. Al parecer, existe en Estados Unidos una especie de conglomerado de sociedades de extrema derecha que ven en el nuevo presidente Obama un traidor a la patria que espera en la sombra el momento de atacar y quitarse la máscara para gritar "¡Ja, ja, jaaaa! ¡Soy un títere de Bin Ladeeeen!". Y así son los lagartos de esta V, políticos que prometen un sistema sanitario universal (¡Sí, literalmente!) para luego quitarse la máscara y gritar "¡Ja, ja, jaaa! ¡Somos lagartos nazis del espacio!". Y los canales de televisión americanos, tal y como empezamos a ver nosotros entre las parrillas de la TDT, llevan toda la vida metidos en radicalismos políticos conservadores y paternalistas hasta los sobacos. Blanco y en botella.

O lo que es lo mismo, "Yes, We Can".

2 comentarios:

José Miguel dijo...

Mi cuñado se pilló la serie original en DVD y la tengo en casa. La veo a ratos. Lo que son los seis primeros capítulos mola. Y las tres primeras horas son sólo para presentar a los personajes. Lo chulo es que un matrimonio judío empieza a ver en los Visitantes un segundo holocausto. Genial la aparición de Donovan dejando de lado un rifirafe con guerrilleros perplejos ante la aparición de una nave nodriza. Se nota que el principio de Independence Day lo sacaron de ahí. Luego, la serie posterior es fallida, con una trama de la Niña de las Estrellas y todos intentando hacerse con ella por una profecía de la religión lagarta, de la que surgen disidentes como Willie (la quinta columna, el lagarto bueno). Pero atento: Porque el final original de la serie era (en lugar del armisticio) que la resistencia humana contactaba con la única raza que había logrado despachar a los visitantes de su planeta, pero una vez eliminados los lagartos, esta tercera facción alienígena conquistaría la tierra, y vuelta a empezar)

El nuevo conseguidor dijo...

V causó sensación entre los jovenzuelos de mi quinta, que soy mayor que vosotros. Antes de las calcomanías de los chicles nos pintabamos heridas por las que se entreveía la piel de lagarto. Las gominolas con forma de ratón se vendían a puñados y en mi calle hubo una "V" pintada durante más de 20 años.

Fué tal el fenómeno que hasta Pepe da Rosa les dedicó una coplilla:

http://www.zappinternet.com/video/sozWfiBxaX/www.adnstream.tv