¿Quién no recuerda cuando en nuestra más tierna infancia dábamos el salto de los dibujos animados al cine? Evidentemente, aquello no significaba ni dejar para siempre la edulcorada compañía de Isidoro y Los diminutos, ni tampoco entrar de lleno en el cine para adultos. Había una estrecha línea que separaba ambos mundos, el llamado "cine para toda la familia", en el que sobresalían ciertos productos (sobre todo historias de niños que se hacían amigos de bichejos de goma, chavales que triunfaban en el insti y cosas así) que, una vez empezaban a crecerle a uno pelos en zonas extrañas, empezaban a chirriarle ciertas cosas. El tema está en que, no importaba lo felices que fuésemos al videoclub del barrio a por nuestros VHS favoritos en aquellos tiempos, porque hoy no podemos sino temblar al volver a ver algunas de las cosillas que entonces nos tragábamos. Me refiero:
-Los Bicivoladores: también conocida porque debutaba Nicole Kidman, y porque aquel año todo el mundo se compró una bmx con llantas de plástico de colores. Verla otra vez es arrancarse los ojos.
-"¿ Creéis que podremos volar con estas bicis?"
- "¡Claro! Con las bicis y con la nandrolona que me acabo de meter"
- "¡Viva el ciclismo amateur! Pásame una pastillita..."
-Mi amigo Mac: la sombra de E.T. es alargada. y Mac apesta a polvoriento estante de videoclub.
Si E.T. fue diseñado como mezcla de Gandhi y Einstein, Mac debió inspirarse en el culo de alguno de ellos.
-Starfighter: una tropa espacial de élite recluta a un chaval terrícola porque se pasa una máquina tragaperras con los gráficos de un ordenador Atari de cinta. Inenarrable estropicio para explotar el rollito "Luke Skywalker, tú también puedes".
INSERT COIN
-Teenwolf (de pelo en pecho): Michael J. Fox dio la de cal con Regreso al futuro. Ésta es la de arena. Un adolescente simpaticón y un poco nerd triunfa con las nenas y en los deportes porque es un hombre lobo. Auuuuuu! Y claro, al final gana el partido siendo de nuevo un tirillas.
Igualito que un legionario.
-El secreto de Joey: esta cosa con muñeco (¡Qué éxito tenían los muñecos!) la dirigió Roland Emmerich, justo antes de ponerse a inventar cien maneras de destruir Nueva York.
El niño del dibujo está flipando con la cutrez del muñeco, el... ¿mono? y el robot. O eso, o ha iniciado una huelga de brazos caídos para no seguir en el filme.
Próximamente, la segunda parte: "Con cachas y a lo loco".
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