
Otro retapado de los que hablaba en la entrada anterior. La masa salvaje, Hulk, no puede ser derrotada, porque es lo más fuerte que hay y cuanto más se enfada más grande su poder. Es más poderosa que Thor, Hércules, Namor etc. Pero cuando yo era chico, el Dr. Extraño la mandó a un reino mágico de espada y brujería llamado "La Encrucijada" en la que Hulk estaba feliz y en su salsa. Ahora, 20 años más tarde, en una variante de la misma historia, los Iluminatti del Universo Marvel (Dr. Extraño, Xavier, Rayo Negro, Reed Richards, Iron Man y Namor), mandan a Hulk engañado en una nave a la profundidad del espacio, a un planeta poblado por monstruos a los que se enfrentará y gobernará en una especie de Coliseo romano. Y acabar como rey con esposa e hijo podía haber sido el final de la colección. El problema es que Hulk es un humano llamado Bruce Banner, que siempre fue más interesante que el bruto, y al que los guionistas han olvidado. Aun así, Peter David escribió un número llamado Hulk: el fin, en el que el bruto es el único superviviente de un mundo postnuclear arrasado, y ha conseguido que lo dejen en paz, pero está eternamente solo, y tiene frío. Acaba como Frankestein.
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